Por José luis López.
José Luis López es doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, especialista de atletismo de la Cadena SER y Canal+, profesor de la Universidad de Vic y entrenador nacional de atletismo.
Comienza un nuevo curso escolar. Me interesa y me preocupa. Soy profesor universitario, llevo más de 25 años impartiendo clases, desde niños y niñas de 12 años hasta alumnos de doctorado, y creo en la educación como un pilar fundamental de cualquier sociedad. Y digo que me preocupa porque veo que la educación física escolar, en Primaria y en Secundaria, sigue menospreciada. Evidentemente, me preocupan otros muchos aspectos del sistema educativo actual, la situación de los docentes, el fracaso escolar, etc., pero eso sería motivo de otros muchos artículos que aquí tal vez no encajen. En cambio, sí es pertinente hablar de la asignatura de educación física.
Es evidente que hemos avanzado en algunos aspectos, pero tampoco tanto. Antes la situación era escandalosa y hasta humillante: el profesor de la mal llamada «gimnasia», era alguien de relleno en el equipo docente, su asignatura era una «maría», para pasar el rato, no se le valoraba intelectualmente, no era considerado por los demás compañeros como alguien de su mismo nivel, no se entendía su trabajo: «balón – partidillo», «hacer correr a los niños», «saltar el potro»… cualquiera podía ser profesor de educación física. ¡Qué grave error! Ahora, insisto, las cosas están algo mejor. Los licenciados y licenciadas en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (ahora graduados) se han ganado una consideración y un respeto (aunque continúan algunos prejuicios), pero la asignatura sigue estando muy poco valorada en el sistema escolar.
A mi juicio, la Educación física y deportiva, bien planificada e impartida, es tan importante como cualquiera de las llamadas asignaturas básicas o instrumentales. Resulta fundamental. Dos horas de educación física a la semana (que en tiempo real siempre es menos tiempo) son absolutamente insuficientes. Deberían ser cuatro. No solo por dar mayor salida laboral a los actuales graduados, sino fundamentalmente por contribuir a una mejor formación de los chicos y las chicas.
En esta asignatura se aprende, entre otras cosas, salud. Y eso es para toda la vida. Ninguna asignatura es prescindible, desde luego. Pero a los pocos años la mayoría de los contenidos estudiados en la Secundaria se olvidan. El deporte, con sus hábitos higiénicos de salud, calidad de vida, valores, forma positiva de vivir… queda para siempre. Los profesores y las profesoras de educación física tienen una gran responsabilidad, han de ser agentes de salud. Y, por tanto, de vida.
Aquí está mi reivindicación. Si los políticos fueran conscientes de lo que se ganaría con más deporte y actividad física escolar, por lo menos se plantearían el cambio. Pero, eso sí, si exigimos más horas de educación física y deporte, también éstas han de ser de gran calidad. Todo es una rueda. Hay que motivar a los profesores y profesoras, que se han de convertir en profesionales de prestigio, y éstos han de saber motivar al alumnado, por la vía de la práctica de actividad física y deportiva. Pero antes, el sistema, nos ha de motivar a todos.